28.11.09

Desde Buenos Aires, Alejandro Sanz: "Me he puesto más burgués"

Está más flaco, más canoso, pero mantiene intacto el espíritu y su capacidad musical, aunque dice que ahora, a los 40 años, para componer necesita su piano, sus cosas.... Acaba de lanzar un nuevo disco, “Paraíso Express”, más pop que los anteriores, y espera volver pronto a Chile.

Por: Ignacio Ossa


Alejandro Sanz es un tipo normal. No le gustan mucho las luces y se nota que prefiere gozar más del anonimato que de la fama. Siempre ha mantenido buena relación con la prensa y con sus fanáticos; no obstante, su vida privada la cuida con recelo. No tiene la impudicia de otros artistas al momento de revelar su intimidad y, por lo mismo, elude elegantemente todas las preguntas que van por ese lado.
También se toma las cosas con humor, como cuando una periodista-fan le ofreció durante la conferencia de prensa una noche de sexo desenfrenado. Sanz respondió con una sonrisa. También rió de buena gana cuando, hace algunos años, lo molestaban con el sobrepeso que ostentaba y que le valió varias páginas en las revistas del espectáculo.

Hoy, más flaco y con algunas canas, acaba de lanzar su nuevo disco “Paraíso Express” que, según el artista, es más “hacia afuera” que los anteriores, donde había sido íntimo en mayor medida.
Esa extraversión que se puede manifestar en el disco, la transmite en persona. Bastó que se apagaran las luces y las cámaras de la rueda de prensa realizada en Buenos Aires, para que, copa de vino de por medio, llegara el relajo y se largara a hablar con “Cosas” de lo que más le gusta: la vida y la música. Un Malbec de Uvamystic fue el acompañante de la entrevista, aunque Sanz asegura que en su casa de Miami tiene una amplia cava con vinos chilenos.

Canciones más complejas

¿Las canas que tienes significan algo más allá de lo estético?
–No sé muy bien qué significan, quizás tengo que ir a revisión de los cinco mil kilómetros. Este es un momento fantástico, estoy con mucha energía. Me siento de 18 años. Me da mucha ilusión trabajar en algo con lo que estás tan convencido como lo estoy.

La generación española que está más arriba que tú, Serrat, Sabina, Víctor Manuel… hace una cierta hermandad. ¿Te sientes huérfano en tu generación?
–Es posible que ellos tengan una idea parecida. Quizás desde la época en que yo empecé no queda mucha gente. Siempre me junté con gente mayor como Miguel (Bosé), porque él es mayor (ríe)... Me junto con él o con gente del flamenco como Paco de Lucía. Ese es mi grupo de amigos con el que comparto música. Entonces sí, me quedé un poco huérfano en mi generación. Pero afortunadamente tuve esta otra, y difícilmente me hubiese enriquecido tanto de otras personas.

¿Te sientes más cómodo en el concierto americano que en el español? Se te ha visto cercano a Shakira, grabaste con Alicia Keys…
–Lo que pasa es que el círculo donde me muevo en España es del flamenco y ése es un coto vetado para la mayor parte de los músicos de pop. Ellos no saben absolutamente nada de esto.

¿Eres un extraño en ese mundo flamenco o es más bien tu ambiente natural?
–No, qué va. Yo soy parte del flamenco. Lo conozco muy bien y mis aptitudes son de ahí. Pero no es un mundo pernicioso ni de andar buscando los defectos de los otros estilos musicales, siempre busca la belleza. Recuerdo que cuando mis amigos del flamenco miraban a Michael Jackson, lejos de despreciarlo, lo veían bailar y decían que era un gitano.

En este último disco la influencia flamenca no está tan clara, pero sí hay algunos guiños que a lo largo de tu carrera se pueden identificar en mayor o menor medida. ¿Esto es algo que se te da natural o lo buscas intencionalmente?
–Tener un sello que te reconozca es algo muy bueno y te puede ayudar mucho en tu carrera. Pero viene de que yo no aprendí a cantar con los músicos del pop, lo hice con los músicos flamencos. Mi forma de cantar, de respirar y de medir viene de ahí.

¿Por qué nunca te has metido de lleno en ese mundo y sí lo haces periféricamente o en algunas ocasiones especiales?
–Para hacer el flamenco como tal es toda una vida de trabajo. No le puedes dedicar algunos minutos. Sé cantar bulerías, puedo hacer soleados y otras cosas, pero es mucho tiempo el que hay que dedicarle. Los que hacen eso lo hacen toda su vida.

¿Por qué decidiste dejar este disco a merced del pop?
–El flamenco sigue presente en mi voz y en la manera de componer, pero a la hora de los arreglos decidí que ya era suficiente. Las canciones son ahora más complejas.

“Soy muy contradictorio”

Los artistas hablan al comienzo de sus giras y tratan de promocionar su trabajo, algo lógico. ¿Qué pasa cuando terminan las giras y comienzas a sentir que eso ya pasó?
–Es como un bajón.

¿No hay un cierto alivio?
–Es un poco de todo, porque uno acaba muy cansado. Pero hay otra parte, que es la pena de parar. Aunque luego del descanso me dan ganas de volver a la carretera otra vez.

¿Es en ese momento de recuperación cuando te baja por componer?
–Hay que cambiar el switch. Hay que pasar de la etapa de gira a la de composición poco a poco. Necesito mi espacio para componer. Hasta hace poco lo hacía en las giras, pero me he puesto más burgués. Necesito mi piano, mis cosas…

Si haces un repaso de tu vida a los 40 años, ¿cuál fue el momento en que mejor lo pasaste?
–Bueno… no podría contarlo (ríe).

La vida cambió desde que eras un adolescente y no tenías la presión de los sellos y del público sobre ti... ¿O eso te estimula más?
–Haciendo memoria, me acuerdo de la primera vez que escuché una canción mía en la radio. Estaba en un coche en Madrid y de repente pusieron mi canción. Fue un momento único.

¿Estás de acuerdo con que la necesidad de componer lleva a los cantantes famosos, como tú, a un trabajo más mecánico de composición?
–Depende de quién te rodea y de cómo te planteas frente al disco. No se puede hacer una canción pensando en si va a vender o no. Eso es un engaño y no lleva a ningún lado. Si tienes disciplina y sabes esperar, no hay necesidad de caer en eso.

¿Has tenido momentos de “sequía”?
–Sí, pero duran una semana. Hay que salir a buscar. Te sientas en el piano, lo aporreas. Tomas la guitarra, hasta que la tiras por la ventana. Rompes cuatro cuadernos y seis bolígrafos. Y cuando no te das cuenta… ya hay algo.

¿Cómo te conectas con esa parte tan española tuya ahora que vives en Miami? ¿Extrañas esa cercanía a tus raíces?
–No, si todos los shows flamencos que se hacen en Miami terminan en mi casa. No necesito una taberna, donde mejor se vive es en casa. Entonces todos llegan por acá.

¿Extrañas Madrid?
–Extraño más Cádiz, a pesar de no haber vivido nunca ahí. Si yo fuera ciudad sería Cádiz.

¿Por qué?
–Es que tienes que conocerla. Es una ciudad portuaria, la más antigua de Occidente, tres mil 500 años de antigüedad. Es más antigua que Roma, que Atenas, resistió a los franceses. Es un lugar cargado de historia, donde aprendieron a reírse del hambre. Cuando peor les fue y les tiraban bombas… ellos hacían canciones. Hacían tirabuzones con las esquirlas y jugaban. Viven para reírse. Pescan, beben un vinito y el resto es canto y risas.

Hablas con tanta pasión de España y Cádiz que vale preguntarse por qué estás en Miami.
–Porque soy un cagón. Soy muy contradictorio.


Fuente: http://www.cosas.com/index.php?option=com_content&task=view&id=4472&itemid=209

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