Los tiempos están medidos como en un plató. No en vano, las cámaras y los focos acampan a sus anchas y suelen tener preferencia. Tras la proyección del videoclip de Looking for Paradise, que ha servido de presentación bilingüe del álbum y donde colabora la estrella del R&B norteamericano Alicia Keys, Alejandro Sanz entra por fin en escena, salido directamente del libreto del disco, o al menos vestido igual. Se saca el iPhone del bolsillo y dispara al auditorio: "Me lo ha pedido la gente de la web. Estáis de foto". Risas. Aplausos.
(foto tomada por Alejandro)
Y como suele suceder cada vez que a Alejandro Sanz se le ocurre aparecer en público, se atropellan preguntas, elogios, declaraciones de amor, peticiones humanitarias y, también, alguna cuestión musical. La primera en la frente: Ana Rosa Quintana quiere saludarle en directo y hacer un par de preguntas. ¿Ha encontrado el paraíso? ¿Dónde está? ¿Y con quién lo comparte? Alejandro pone el piloto automático, no vaya a estrellarse: "Para mí, el paraíso es este disco y está aquí, con todos vosotros, ahora mismo". Oh, vaya.
Paraíso Express (Warner) ha sido presentado por el propio cantante como "un guiño a quienes echaban de menos los primeros discos", una vuelta a los "sentimientos optimistas", después de una "etapa oscura" marcada por los dos últimos álbumes, El tren de los recuerdos (2006) y No es lo mismo (2003). "La evolución la tenía clara, aunque no sé si el salto es hacía atrás o hacia adelante: quería recuperar los arreglos más pop/rock de entonces y dejar el flamenco en mi voz. Yo respiro como los flamencos y aprendí a cantar escuchando a Camarón y Paco de Lucía, que me metieron el veneno de la música".
Pero las vueltas a los orígenes ya no son lo que eran. Fíjense: Más, el disco en que se mira este nuevo álbum, consiguió vender en 1997 un millón de copias en cinco días. Hoy, Paraíso Express sale en tres ediciones: CD Box, CD Book y CD Super Jewel y Sanz cree que la industria necesita "imaginación y creatividad" en la promoción. Él mismo ha colaborado con acciones 2.0 desde su web, dirigidas a que los fans participen y se sientan parte de algo. "Aunque hay un baremo infalible: los niños. Si les ves cantando oh-oh-oooh [por el estribillo de Looking for Paradise], es que todo va bien".
"Pero yo no me planteo como está la industria: yo monto andamios. Hago canciones. Dentro de la industria hay optimistas y yo lo soy. Creo que acabará regulándose y que todos tendrán su parte", reconoce Sanz. Aunque se queja: tiene por delante tres días mortales de promoción: "Cuando entregué el disco a la discográfica me temía lo peor: sabía que me iban a hacer trabajar el triple". Más risas y aplausos.
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